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Nuestra Señora de la Candelaria

(sin el Niño)

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Atribuida a Lázaro González de Ocampo (Güímar 1651-Santa Cruz de Tenerife 1714)

Ca. 1703

Talla en madera de cedro, encarnada, policromada y estofada

107 x 37 x 32 cm

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Una de las piezas más importantes en esta muestra es la talla de Nuestra Señora de la Candelaria atribuida al taller del maestro Lázaro González de Ocampo (Güímar 1651-Santa Cruz de Tenerife 1714). Se trata de una de las raras copias que aún existen de la imagen original que se veneraba en Tenerife y que fue destruida por un temporal en 1826. La patrona de Tenerife y Las Palmas se festeja cada 2 de febrero, día de la Presentación del Niño Jesús en el Templo o de la Purificación de María.
Según información que suministra el obispo Mariano Martín (1720-1792) en su visita pastoral a la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria en 1772, esta talla fue encargada en 1703 por los migrantes isleños asentados en la ciudad de Caracas, para la ermita que estaban construyendo en las proximidades a la quebrada de Anauco. Este edificio se concluyó en 1708 y la imagen se entronizó en su altar mayor el 14 de diciembre de ese mismo año. Allí permaneció hasta el terremoto que sacudió Caracas en 1900, durante el cual muy posiblemente perdió la figura del Niño Jesús. Por ello se decidió su retiro y sustitución por una nueva imagen. Felizmente pasó a manos de Luis Suárez Borges, importante coleccionista de arte colonial, quien la conservó hasta su fallecimiento en 1975, cuando es adquirida por los actuales propietarios.
La iconografía tradicional de la Candelaria representa a María de pie, con el Niño en su brazo derecho y sosteniendo una vela con su mano izquierda. La imagen patronal isleña fue en ocasiones vestida con ropajes en tela que cubrían la talla y sólo dejaban ver los rostros y manos de las figuras. Por lo que esta talla nos muestra cómo era la imagen original, pese a haber perdido la figura de niño Jesús. Sin lugar a duda se trata de una imagen con un importante pasado histórico ligado a la ciudad de Caracas y a los migrantes canarios que desde antaño trajeron sus devociones a nuestra tierra.

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