Virgen alada quiteña
Anónimo quiteño
Finales del siglo XVIII
Talla en madera policromada, encarnada y estofada
Alas de plata, corona y cadena
52,5 x 31 x 17
Se trata de una imagen de la Virgen de Quito, iconografía que fusiona los atributos de la Mujer apocalíptica y de la Inmaculada Concepción. Así las alas son el atributo de la Mujer apocalíptica y la media luna de la Inmaculada Concepción. Esta última podría estar, de manera simbólica, pisando a una serpiente o un dragón, aludiendo a las palabras de Dios a la serpiente en el Paraíso de Edén (Gen. 3:15): "Pondré enemistades… entre tu linaje y el suyo: él herirá tu cabeza." Según la Teología medieval, palabras que profetizaban la venida de la segunda Eva para conseguir la victoria sobre Satanás, la serpiente. La imagen representa entonces a una Virgen María, elegida desde el principio de los tiempos como Madre de Dios, por lo tanto, ella misma debía estar libre de pecado.
La pieza estudiada sigue el modelo iconográfico configurado por el escultor quiteño Bernardo de Legarda (ca. 1700-1773) en la Inmaculada alada o Virgen de Quito de la iglesia conventual de San Francisco en la capital ecuatoriana. La ciudad de Quito se configuró durante los siglos XVII y XVIII como un importante centro productor de escultura que exportó piezas a los territorios que hoy conforman Argentina, Chile, Colombia, Panamá, entre otros.